miércoles, 12 de marzo de 2014

Primera aventura, Tailandia.

Freedom beach, Koh Tao

Y Leo se fue a Tailandia. Nunca fue temerario, ni siquiera imprudente. Puede que tuviera connotaciones atrevidas pero jamás irreflexivas. Cuando Leo vino al mundo, no me propuse forzar situaciones, ni siquiera me preocupé en imaginar un cuadro idílico e impecable.

Después de algunas incursiones comarcales y nacionales, llegó el momento de preguntarse cuándo, dónde y por qué no. Después de sopesar los pros y los contras, el talante y la disposición de la pequeña exploradora nos dio la respuesta. Nunca sabremos si los genes fueron el origen de la predisposición, o si la experiencia aventurera que lactó desde que asomó fue lo que nos invitó a vivir prácticas inusuales de forma completamente normal. Mundología apresurada.

El problema real sería el ir, no el estar. Horarios y tránsitos, ahí está el quid de la cuestión. El dónde ya se daba por hecho. Un destino anhelado desde hacía mucho tiempo por los papás. Moderno, antiguo, exótico, cultural, seguro, deseado.

Tránsito. Después de haber recorrido durante mi niñez media España en jornadas agotadoras de pleno estío, tenía que comparar entre las 12 horas sufridas en un Seat 127 sin aire acondicionado y las 10 horas de un Boeing 777 con todas las comodidades a tu disposición. No había color.

Ya de vuelta, y no es palabrería exagerada por la alegría al constatar que todo salió mejor de lo esperado, lo calificamos como ¡genial e inmejorable! Toda una experiencia vital.

Durmió como los angelitos, empezó a descubrir más allá del universo de la papilla, probó, y casi siempre asintió. Cumplió su primer añito exhalando un aire fascinante. Sopló su primera vela exprimiendo la vida. Empezó a andar viajando y empezó a hablar con gente que no entendía. Daba igual dónde estuviera, cada mañana al despertar su primera visión fue la de sus padres sonriendo, no hay mejor destino que ese.

Leo exploradora, perfilando ya una nueva aventura. Tramando ya un capítulo más de sus hazañas. La campeona de mi vida.