lunes, 9 de noviembre de 2009

El Delta del Orinoco

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El Delta del Orinoco, también conocido como Delta Amacuro, ubicado al noreste de Venezuela comprende una vasta región triangular, cuya base constituyen más de 70 brazos y canales que vierten sus aguas (18.000 m3 /seg.) al Océano Atlántico y cuyo vértice se encuentra en la bifurcación del Río Orinoco, en Río Grande y Caño Mañamo. Desde aquí hasta su desembocadura se van formando infinidades de caños, cañitos y canales que se comunican entre sí, dando lugar a un intrincado laberinto acuático de 40.000 Km2 de superficie. Las islas e islotes que surgen del depósito de sedimentos que el río arrastra, están cubiertas en la zona del "alto delta" por un denso bosque húmedo tropical, mientras que en el "bajo delta" cerca de su desembocadura predominan los manglares y morichales .




Desde el puerto deTucupita, capital del Delta Amacuro y centro de acopio y comercialización de todos los productos del delta, salimos en dirección al campamento-palafito, centro logístido de nuestra aventura por los canales. De camino, en la embarcación de nuestro amigo y guía, indígena de la etnia Warao, tuvimos la primera experiencia esencial. El gran canal, cuan autopista fluvial que nos llevaba a toda velocidad hacia las entrañas de la jungla, nos obsequió con las primeras imágenes inéditas; la luz, el agua, el reflejo, el olor y el primer contacto con los delfines de agua dulce del Orinoco. La dificultad que entraña captar una instantánea de dicho delfín, contrasta con la paz y la armonía del momento. Inolvidable. Bonito comienzo encarando ya los pequeños caños o canales limítrofes al gran canal. La selva se nos venía encima, los sonidos extraños nos apabullaban, un ejército de nenúfares exóticas nos dificultaban el paso, y por fin, el campamento.







Los Warao

Aquí habitan los indígenas Warao "gente de las canoas", en sus palafitos, viviendas construidas en el agua y fango a orillas de las islas. En el delta toda la actividad se desarrolla en y desde las embarcaciones. La palma de moriche es el "árbol de la vida" de la etnia Warao, de los troncos construyen los palafitos y las camineras, con las palmas techan sus chozas, de las frutas elaboran diferentes comidas y brebajes, de las hojas fabrican fibras, de las cuales tejen maravillosas hamacas y cestas.
A su vez se nutren de las proteinas de unos enormes "gusanos" que consumen crudos, hervidos o fritos, los cuales se reproducen en los troncos podridos de la palma de moriche.



Los caños

La esencia del Delta es navegar por los caños en silencio en busca de fauna. La vida animal del delta es extremadamente variada y rica. Jaguares, Pumas, ocelotes, monos capuchinos y chilladores, capibaras, acutíes, nutrias, manatíes y delfines son sólo algunos de las innumerables especies de mamíferos que pueden ser observados en su hábitat natural. Entre la extensa población de aves están los guacamayas, periquitos, tucanes, caciques, cormoranes, garzas, halcones, águilas y policromáticos colibríes. También hay una gran cantidad de anfibios, reptiles y peces. Se pueden ver anacondas, boas, serpientes coral, iguanas, caimanes, tortugas, pirañas, mantarayas y bagres.
Evidentemente, necesitarías muchísimo tiempo y los mejores guias de la zona para poder contemplar la totalidad de las especies que nombro anteriormente. La suerte, como en los "Game Drive" en los safaris de África, juega un papel fundamental en tu ventura. Me entusiasma descubrir cualquier animal en su habitat natural, intentando no entorpecer la normalidad y el transcurrir de su vida diaria, cazando en imágenes el momento preciso.


Darse un baño en ese paraíso endémico es un regalo de la vida. Hay zonas en las que no es muy recomendable darse un chapuzón, pero en otras, en las que el agua clara es dócil, y los sedimentos crean playas subacuáticas de exigua profundidad, se convierte en un placer realmente insólito e inolvidable. Si a eso le sumamos los exóticos espectadores de excepción que tuvimos en dicha sesión, el resultado de la experiencia multiplica las esencias indelebles.



Las corrientes provocadas por la marea, llevan a una incalculable tropa de nenúfares a navegar incansablemente por los caños que los hacen a veces intransitables, creando verdaderos quebraderos de cabeza al motor de la embarcación. Por eso, es conveniente utilizar la tradicional canoa, que pese al esfuerzo implícito, te obsequia con el sigilo óptimo para descubrir y disfrutar de la fauna sin ser percibido.


En los canales más pequeños, tendrás más dificultad para divisar animales, pues las especies que habitan en la espesa selva suelen ser más pequeños y cautelosos. Pero sin embargo, en la mayoría de los casos suelen ser más extraños, exóticos y sorprendentes.



Pescando pirañas

Lo primero, antes de nada, es cargar la embarcación con los enseres necesarios. Varias cañas delgadas y flexibles, hilo de pescar y anzuelos, como no. Trocitos de carne de vacuno crudos que irán bien enrollados al anzuelo, una botella de buen ron, refresco de cola y paciencia. Después, se sale al gran canal en busca de los pequeños caños de aguas cristalinas y mansas, donde la probabilidad de encontrarlas es más fiable. No hay que decir que, los consejos de un buen guía son imprescindibles para llevar a buen puerto nuestras expectativas. De camino, podemos disfrutar del paraje, de la quietud, del silencio roto por los papagayos. Si el camino se torna inaccesible, buena señal, machete en mano y sin miedo a volcar, nos dirigiremos al mejor emplazamiento posible. Localizado ya el lugar de nuestro asentamiento operativo, se ata el trozo de carne al anzuelo y se lanza al agua sin importar el lugar, cerca o lejos de la embarcación. Una buena táctica es, teniendo ya el anzuelo bajo el agua, agitarlo compulsivamente para llamar la atención de la piraña. Sentirás la fuerza del pequeño predador y al tirar, la mayoría de las veces verás como su astucia te deja sin carnaza y con la cara de haba. Paciencia, no hay mejor lugar en el mundo para tomarse un lingotazo de ron con cola, os lo aseguro.



Anochece en el Delta

Cuando anochece todo cambia, te vuelves pequeño, temeroso, inseguro, se vuelve infinito, protegido, inhóspito. Las sorpresas, algunas sin fotografiar, que adviertes a través del haz de luz de la linterna, los extraños sonidos que percibes desde la hamaca zarandeada o los misteriosos movimientos que adviertes tras la mosquitera, se hacen más evidentes y perceptibles en la profunda noche de la jungla.

4 comentarios:

Carla Dickinson dijo...

Perdona por la pasión exagerada de mi reacción, pero: ¡bendito seas! la canción con la que has acompañado tu última entrada del Delta del Orinoco me gusta mucho y no sé cómo se llama, ni de quién es....¿me dices el título para poder encontrarla por favor?
Por cierto, qué maravilla de lugar y que forma de vivirlo y explicarlo...gracias.

juliobcn dijo...

No hay nada que perdonar, la pasión suele ser honesta y cálida :D
La canción es "Porcelain" de Moby.

Abrazos

MARTA - RAMIRO - ADAM dijo...

UFFF!!! Julio,
que maravilla...

Gracias

juliobcn dijo...

Gracias runner, el mérito no es mio ;-)
Abrazos