martes, 25 de noviembre de 2008

Luna Park



Gira y gira en el carrusel de la alegría, no pares. No habrás los ojos y mantén los brazos bien arriba. El aire secará tus lágrimas que caerán precipitándose en una sonrisa engañosa. Pero no dejes de girar, por favor, no pares. Sujétate fuertemente y abre los ojos esta vez, para ver la vida en forma de grotescas imágenes deformadas por la velocidad. Tu pelo se alborota por la aceleración. Las luces de neón forman figuras caprichosas en el aire multicolor embadurnado de aroma de azúcar. Echa la cabeza hacia atrás sin dejar de rodar, mira como el cielo cromático se llena de globos fugaces dejando atrás la mano de la inocencia. Vuelves a lagrimear, no temas, no es el dolor, ni siquiera es esa canción evocadora que no deja de sonar, échale la culpa a la celeridad del carrusel. Entre el retumbante bullicio tu mirada se ha clavado en ella, impasible y serena, como un espectro en sueños te sonríe. Dejas que dé la vuelta completa y te vuelves a fijar, si, es ella, pero no te sueltes por favor, vuelves a girar y la sigues con la mirada, otra vuelta más .... y ya no está. Ya no esperas a girar completamente para buscarla entre el gentío, y el carrusel no deja de virar. La canción suena cada vez más fuerte y no la vuelves a ver entre la multitud. Tu cabeza se tambalea y tus pensamientos dan tumbos de un lado para otro, has bajado los brazos. El vahído te invade entre un jaleo ensordecedor y un fuerte olor a palomitas de maíz. Lloras desconsoladamente mientras la atracción de tu vida sigue girando más rápido que nunca, las carcajadas a tu alrededor no se percatan de tu dolor, están en un parque de diversión continua, viven en una nube de algodón edulcorada. Ciegos ante tanta felicidad fugaz. De repente, sientes que todo pasó, tu cabello deja de moverse y el entorno se vuelve más nítido. Confundido, dejas de aferrarte a la barra de seguridad, y tus manos, todavía temblando por la presión, se encaminan hacia tu cara desorientada para que tu cabeza aturdida repose. Sonríes, te levantas, y te diriges a la salida. Te golpean suavemente en la parte posterior del hombro y te vuelves violentamente. La abrazas elevándola al cielo y la volteas con la fuerza que otorga una carcajada contagiosa. Reposáis en un beso eterno y de la mano os dirigís a otra sugestiva atracción, esta vez más sosegada. Al túnel del amor…. quizás.


4 comentarios:

María dijo...

Unas fotos bonitas y un texto precioso. Es un placer leerte.
Un saludo

Meri Pas Blanquer (Carmen Pascual) dijo...

Vengo de paseo por blogs amigos , y me encuentro con tu blog , que se sale por los bordes de bonito y sentido, de aquí ya no salgo...

Un abrazo

Dannieli Candido dijo...

Olá sou brasileira e estava passeando pelos blogs de la vida e me deparei com o seu...
amei as fotos e os pequenos textos.
bjitos!

juliobcn dijo...

Gracias a las tres, chicas. :D
Besos